Se termina un año y en unas horas estaremos recibiendo al nuevo, al que culparemos de todo lo bueno y lo malo que nos suceda durante sus 365 días, pero que recibimos muy alegres, con la esperanza de que como por arte de magia las cosas se compongan, marchen mejor... Y cómo no! Para algunos el año que se va ha sido un año de mierda, para otros, los menos, ha sido un año bueno, pese a la crisis y a la gripe y a cuantas cosas han sucedido en el. En lo personal, pudiera quejarme si quisiera, pero no quiero. Creo que en este año han sucedido cosas que eran justo lo que necesitaba: un poco de dolor, un poco de alegría, buenas y malas cosas. No me quejo, lo viví y disfruté en la medida que me fue posible. Estuve con mi familia, los que se tuvieron que ir, pues ni modo, así son las cosas, pero no culpo al año ni mucho menos. Será que no le tomo demasiado sabor a estas fechas, salvo porque es la ocasión de reunir a la familia y de estar más cerca, en comunión, con aquellos a los que casi no fr